Hace mucho tiempo atrás, un matrimonio de abuelitos que no tenía hijos, moraban en una pequeña casa humilde de madera, tenían una vida muy tranquila, ambos se amaban mucho, era muy felices.
Hasta que un día le paso un accidente a la señora.
Ella estaba trabajando en su casa, cuando sei ncendío su cocina y las llamas quemaron todo su cuerpo, el esposo se despertó asustado por los gritos y fue inmediatamente, la ve cubierta de llamas e intenta ayudarla, el fuego quemó sus brazos y aun en llamas, consiguió apagar el fuego.
Cuando llegaron los bomberos ya no había más fuego, solo apenas existía humo y parte de la casa estaba destruida. Llevaron rápidamente al matrimonio para el hospital más próximo, donde fueron internados en estado grave.
Después de algún tiempo, aquel señor que había sido alcanzado menos por el fuego, salió de terapia intensiva y se fue al encuentro de su amada. Todavía en su lecho la señora toda quemada, pensaba en no vivir más, pues estaba deformada y su rostro estaba totalmente quemado.
Llegando al cuarto de su señora ella fue hablando:
¿Todo está bien contigo mi amor?
Si, -respondió él-, que pena que el fuego alcanzó mis ojos y no pueda verte más, pero quédate tranquila que tu belleza está grabada en mi corazón para siempre.
Entonces triste por el esposo ella se dijo:
Dios viendo todo lo que aconteció conmigo, a mi marido le quitó la vista para que no presenciara esta deformidad en la que quedé.
Las llamas quemaron todo mi rostro y ahora parezco un mostruo.
Pasó algún tiempo, y ya estaban recuperados. Entonces volvieron para la casa donde ella hacia todo para su querido esposo y él todos los días le decía: ¡Como te amo!
Así, vivieron veinte años más, hasta que la señora falleció.
En el día de su entierro, cuando todos se despedían, vino el señor sin sus lentes oscuros, y con su baston en la mano, se acercó al ataúd y besando su rostro, acariciando a su amada, le dijo en tono apasionante:
¡Que linda eres mi amor, te amo mucho!
Oyendo y viendo aquella escena, un amigo que estaba a su lado preguntó si lo que había acontecido era un milagro, y el abuelo mirándolo a los ojos le dijo:
"Nunca estuve ciego, solo fingía, pues cuando la vi toda quemada, sabía que sería duro para ella continuar viviendo de aquella manera".
¡¡¡Pero fueron veinte años viviendo muy felices y apasionados!!!
me facino el blog
ResponderEliminaresta bella carta se trata sobre el berdadero amor q en nuestros tiempos. es muy dificil de encontrar. y la persona q lo tiene no lo sabe valorar. ojala las personas aprendan a valorarse. y si de verdad aprendemos seremos una mejor humanidad.
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